
Angel Olsen nos presenta su quinto álbum de estudio Whole New Mess haciendo un ejercicio fantástico de relajación e introspección.
En octubre de 2018 Angel Olsen junto con el ingeniero de sonido Michael Harris escapa a Anacortes en el estado de Washington a una antigua iglesia católica reconvertida en estudio de grabación y en poco más de una semana grabaron este disco con letras que Olsen había escrito recientemente.
Estudio de grabación en la Iglesia de Anacortes
Es curioso, porque pese a ser grabado con anterioridad al anterior disco de la americana, decide presentarnos primero el gran árbol que es All Mirrors que había sido una explosión de sentimiento, de sonidos orquestales, de atmósferas pasionales, nocturno y denso, para ahora presentarnos su previo, Whole New Mess, que posee un sonido más limpio e intimista, una voz más dulce y escasísima instrumentación salvando la guitarra y la voz que se entrelazan carismáticamente en el conjunto de la obra.
Comenzando con la canción que da nombre al disco Whole New Mess, sin duda una premisa dulce y delicada, algo que nos va a acompañar durante todo el álbum. “Todo un nuevo lío”, eso es lo que nos indica Olsen, que cambiemos y nos arriesguemos, que nos dejemos llevar tranquilamente por lo que tenga que ser, lo mismo que hace ella con su obra.
Continúa Olsen con muchas de las fantásticas letras que nos dejó en All Mirrors pero con un tono, como digo, totalmente distinto, pero líricamente similar: melancolía y psicodelia. Prácticamente hablamos de realismo mágico con el que, la artista de San Luis, experimenta constantemente.
Otro de los cortes a destacar es Waving, Smiling, en el que con un ejercicio vocal grácil y sensible llora una relación pasada mientras un tenue punteo de guitarra la acompaña. Llora para después sonreír, pero antes empapando la cama de lagrimas, maravillosamente trágico (“Alive and dying, I´m waving, smiling…”).
A lo largo de 42 minutos Angel Olsen se desnuda, nos invita a su introspección. Es interesante escuchar canciones que en su mayoría ya tenias asociadas a un ritmo, a un sonido y que les den la vuelta de una manera tan delicada. Whole New Mess no es pretencioso, es corazón a carne viva; suave, dulce, delicado. Con un sonido lo-fi espléndido sumado a la idea de la iglesia reconvertida en estudio y la localización de las semanas de grabación lo convierten en una pieza modesta y con atisbos de brillantez por todas partes (Waving, Smiling me tiene cautivado, repito).
Con esta presentación, Olsen hace una pausa a una trayectoria que no dejaba de ascender con cada lanzamiento desde Half Way Home y en la que solo se había superado. Esta vez no es así, pero no es necesariamente malo. Angel Olsen se lo toma con calma, hace una pausa en el camino y nos regala este melancólico disco. Pero la sensaciones son buenas si te dejas llevar, Olsen lleva en estado de gracia desde hace años y volverá a sorprender, estoy convencido. Mientras tanto recuesta tu cuerpo en el sofá, y cerrando los ojos deja que Whole New Mess te cautive, no me cabe duda de que lo hará.