brockhampton

Puede darse el caso, como para un servidor, en el que Brockhampton haya pasado incontables veces a tu lado sin hacerse notar demasiado. Veías su nombre y pensabas: «tengo que escucharles, pero bueno, como a tantos otros, ya tendré tiempo». Te gusta el hip hop pero no estás muy enterado del panorama. Entonces la banda aparece con un nuevo álbum y te da por escucharlo. En ese momento realizas la mejor acción de tu día, pues Ginger de Brockhampton es una genialidad que le alegra la jornada a cualquiera.

No Halo abre con seriedad casi dramática el álbum. Una primera canción que empieza a avisar del altísimo nivel que van a tener las bases del proyecto. Con la frase «No one help me when my eyes go red», la llama se enciende mientras se suceden los versos de los distintos raperos del grupo. Con un carácter totalmente variopinto, cada tema suena completamente distinto. Una composición muy interesante en la que queda claro que todos y cada uno de los siete componentes del grupo han aportado su perspectiva al proyecto.

Boy Bye se gana inevitablemente nuestro cariño. Con un sonido de fondo tan sarcástico y casi burdo, la personalidad de la música de Brockhampton sigue adquiriendo matices. A partir de aquí, el álbum coge la directa y no parará si tú no quieres hacerlo. If you pray right se lleva, sin lugar a dudas, el reconocimiento como mejor canción de Ginger. Otro tema con elementos que escapan por completo del espectro típico de sonidos y que nos proponen atrevidas nuevas formas de escuchar el género rap.

Aun siendo un género tan trillado y con tantos años a sus espaldas, bandas como ésta siguen demostrando que se trata de un estilo tan actualizado como cualquier moda de hoy en día. Love Me For Life recoge el estilo 8-bit de canciones de infancia tan clásicas como la de Pueblo Lavanda en el primer Pokemon y le dan una vuelta de tuerca. Con esa pizca carácter troll por encima de todo, el grupo estadounidense nos habla del éxito desde la perspectiva de unos «misfits». Un sonido y una visión tan clarividente que resulta sencillo de visualizar.

Victor Roberts cierra el proyecto, una canción menos veloz y con un toque más cariñoso. Sonando a despedida, da la sensación que el grupo nos dice hasta luego con cariño. Realmente dirían: «gracias por escucharnos, somos Brockhampton» ( Thank God for my bitches still sticking with me / Thank God, when I talk, I know you listen to me).

Algún tema desentona y no encaja tanto en la dirección que se toma a través del álbum (no miramos a nadie, Dearly departed). Pequeña pega que hace que el proyecto no sea perfecto, pero que resulta obviable. Sobre todo, por tratarse de un álbum en el que cada miembro del grupo diseña de manera completamente distinta cómo le interesa abordar cada canción. Al final, el álbum resulta un amasijo (muy agradable) de sencillos, más que un proyecto cohesionado. Quizás se podría alegar que la diversidad es la cohesión que encuentra el álbum, pero es difícilmente defendible.

Brockhampton ha cogido aire después parón que realizaron después de cuatro álbumes seguidos a un ritmo intensísimo y han conseguido renombrar a Ginger como una grandísima pieza para el público. A los que renegábamos del grupo, más nos vale recuperar ahora el tiempo perdido y no volver a perder de vista a la boy band.

Por KUBO

La redacción del Kubo Musical es llevada por Miguel Vico. Porque aspiramos a mucho más: imagina, descubre, comparte.