fontaines dc a hero's death
fontaines dc a hero's death

El nuevo baluarte del post-punk

Hace poco más de un año Fontaines D.C. publicaba Dogrel, un álbum que, tras algunos adelantos prometedores, en 2019 se ganaba a la crítica y al público de manera simultánea. En esta ocasión los irlandeses presentan un segundo LP que ha cumplido con las expectativas de los seguidores -ese arma de doble filo- y lanzan un mensaje claro: lo suyo no fue un momento de lucidez bien aprovechado ni un golpe de suerte. Lo que esconde este segundo trabajo es el resultado de las buenas decisiones y la visión creativa.

Aparentemente, la fórmula se ha mantenido intacta. A Hero’s Death ha sido editado y distribuido de nuevo bajo el sello Partisan Records y producido por el veterano Dan Carey, conocido por haber trabajado con grupos como Franz Ferdinand o Bloc Party, entre otros.

Sin embargo, hay algo en el sonido de la banda que ha cambiado, aunque no de manera sustancial, sí como algo reseñable. Cuando se ha obtenido cierto reconocimiento en los primeros compases de una carrera musical, repetir fórmulas -por miedo o por bloqueo- se convierte en una tentación. No es el caso de Fontaines D.C., quienes hacen gala de un carácter y una personalidad únicos.

Los irlandeses han pasado de una característica crudeza rítmica a la creación de atmósferas y los bucles sonoros. Cabe destacar la experimentación en las guitarras de Carlos O’Connell y Conor Curley, cuyas hipnóticas armonías los posicionan de manera extraoficial como una de las duplas guitarrísticas del momento.

A Hero’s Death es más melódico y a su vez más oscuro que su predecesor. Tal vez son estos contrastes los que te hacen permanecer enganchado a la particularidad de su sonido, suficientemente similar para que no parezca forzado pero lo bastante diferente para que cada canción se pueda apreciar por sí misma. Ejemplo claro son Living in America, en la que sacan a relucir su estilo más gótico y siniestro, o A Lucid Dream, la cual suena como si se rieran de la propia muerte.

En Dogrel el quinteto nos demostraba con Dublin City Sky, ese nostálgico y maravilloso corte a modo de epílogo en el que nos trasladaban a las calles de la capital irlandesa, que también eran capaces de emocionar a base de minimalismo. Y es que la banda nos muestra una vez más que no necesitan echar mano de grandes alardes técnicos para crear canciones que hagan gala de su calidad compositiva.

Temas como You Said, No o la preciosa Oh Such a Spring crean una cálida atmósfera musical mientras el frontman Grian Chatten -más alejado ahora del estilo de Ian Curtis– canta versos como: «The clouds cleared up / The sun hit the sky / I watched all the folks go to work just to die«.

La poesía Beat y todo el espíritu del punk de los setenta se entremezclan en unas letras sin límite de edad, recalcando un estilo algo más madurado; que consiguen aunar el sabor de lo clásico con el frescor de lo nuevo y dirigirse a partes iguales tanto a los jóvenes como a los veteranos. En definitiva, tanto el fondo como la forma de sus letras permitirían -y, de hecho, te invitan- ser leídas sin ningún tipo de acompañamiento. El quinteto dublinés ha dado un paso adelante manteniendo su sonido y lo que nos deja entrever este último trabajo es que continúa su búsqueda de nuevos caminos y maneras de hacer música. Un disco con profundidad, que ofrece matices e invita tanto a la introspección analítica como al disfrute únicamente a través de las emociones. En cualquier caso, sentencia de manera firme que Fontaines D.C. está a la cabeza de la escena post-punk.

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