moral panic nothing but thieves
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Una nueva crítica a la sociedad tecnológica, pero aderezada con el mejor rock

La banda inglesa Nothing But Thieves está de vuelta con el tercer álbum de estudio de su carrera en un momento verdaderamente convulso para la música. Quizás ha sido por eso que los temas tratados en Moral Panic han calado más a fondo a los oyentes del mismo. Nuevamente alguien hablando de la decadencia de la sociedad asociada a las nuevas tecnologías, pero Nothing But Thieves consigue ofrecer un pequeño giro personal que hace del mensaje todavía digno de escucha.

A pesar de que el grupo trata de incidir continuamente en la importancia del mensaje catastrofista dentro de su nuevo álbum, más del 50 % del mismo carece de simbología aparente al respecto. Quizás se trata en detalles mucho más sutiles, pero a rasgos generales la impresión es que se tratan de canciones de amor bastante sencillas. De hecho, después de escuchar el álbum varias veces, se muestran dos planos bien diferenciados: mientras que la protesta cuenta con sonidos más intensos, mensajes más impactantes y música en general más atractiva, el resto de obras terminan por parecer en cierta manera relleno.

Moral Panic comienza con Unperson, llamativamente la mejor pieza de todo el álbum. Desde el título a todo su imaginario, se revuelve alrededor de la popular obra literaria 1984 de George Orwell (tampoco vamos a decir que se trate de la elección más original pero por lo menos sí algo interesante): pérdida del control de los sentidos, destrucción de la privacidad, totalitarismo… en definitiva la desintegración del individuo. Un mensaje en el que insistirá a través de varias canciones y quizás lo que lo hace un poco más atractivo es que Conor Mason utiliza la primera persona para hablar de su propia destrucción en ver de recurrir al habitual «la sociedad se va a la mierda y no os estáis dando cuenta porque sois idiotas».

En Can You Afford to Be an Individual? tenemos una de las exhibiciones de rock más intensas de todo el álbum unidas a un mensaje agresivo, diseñado para molestar, casi para odiar: «And as you’re staring into your own reflection, what do you see? Your black hole for a soul». Una canción también dirigida a Donald Trump y como os podéis imaginar, no con buenas intenciones.

Pero si debemos hablar de mensaje seguramente Phobia sea la más impactante de todas las piezas. De nuevo a través de intensos golpes de guitarra Conor expresa «I fucking hate the internet». Parece mentira que una de las formas más efectivas de expresar el odio por la era de las tecnologías sea decir claramente «odio el puto internet» y alejarse un poco de aleccionar y tratar a la gente como estúpida. La canción progresivamente se va desarrollando y a nivel lírico evoluciona reivindicando la destrucción vital que el odio digital, el éxito a través de números y mucho más han provocado sobre él.

Si este álbum no es «mejor», es porque son estas escasas píldoras las que cuentan con verdadero interés. A pesar de que el grupo sabe crear melodías bastante pegadizas en todas sus canciones, su efectividad es mucho menor en las obras más suaves y que se centran en el tema del amor. Así lo demuestra Real Love Song, la más estúpida de las canciones del proyecto: «This is a sad song, so sad / Aching like it’s more than I can take sad / I cried so hard I died sad / Losing all that’s making me human inside sad».

Nothing But Thieves nos dejan con el deseo de haber tenido únicamente un EP de cinco canciones (Moral Panic, título a su vez del proyecto, también toma este camino) lleno de voracidad, crítica y agresividad con el mundo que les rodea. En su lugar, la intensidad de las mejores piezas del proyecto pierden efectividad al relacionarse con otras canciones que parecen totalmente ajenas al mismo. A pesar de todo, musicalmente es una buena obra rock y estas canciones consigue sacarnos al final una perspectiva positiva del tercer álbum del grupo.

Crítica musical

Por KUBO

La redacción del Kubo Musical es llevada por Miguel Vico. Porque aspiramos a mucho más: imagina, descubre, comparte.