roisin machine
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El quinto álbum de Róisín Machine fusiona la electrónica con el cliché disco

Róisín Murphy está de vuelta con el quinto álbum de estudio de su carrera en solitario: Róisín Machine. La destacada artista de electrónica ha puesto a la crítica de su parte con sonidos interesantes y mucha personalidad estética a lo largo de 15 años de carrera en solitario. En su nuevo álbum, su primer proyecto en cuatro años, se ve envuelta en el recurso «oldies but goldies» demostrando serias dificultades para plantear algo más.

La artista irlandesa ha comentado acerca de este Róisín Machine que es un reflejo de una de las mejores épocas de su vida, cuando salía todas las noches de fiesta y los ritmos invadían su joven cuerpo. Más que un reflejo, podría ser un epitafio en recuerdo a una de las corrientes musicales más controvertidas de la historia: la música disco.

Pero no nos confundamos, que Róisín Murphy opte por definir claramente el estilo del proyecto no la impide poner su sello personal dentro del proyecto, algo que trata de dejar claro a través de las tres primeras canciones: Simulation, Kingdom Of Ends y Something More. Comenzando con un mensaje conceptual que acompañará al proyecto «I think my story is still untold, but i’ve made my own happy ending», firma las tres canciones más largas del proyecto (exceptuando Murphy’s Law). Tan largas como en general inexpresivas y carentes de profundidad alguna, siendo la excepción Something More, donde la artista conduce la canción de una manera mucho más interesante a través de su voz.

Lejos de parecer esto un bombardeo contra la pieza de Murphy, Róisín Machine cuenta con varias magníficas canciones. Incapable, por ejemplo, consigue efectuar con tremendo éxito esa fusión entre su estilo tan característico y las nuevas influencias del proyecto, creando una pieza corta y seguramente más asequible para la mayoría de oyentes. Por su parte, We Got Together despliega la sonoridad más interesante, atrevida y original del álbum. Una verdadera muestra de la experimentación musical a través de unos conceptos establecidos, generando una canción que te atrapa desde el primer segundo y que no reprime su energía en ningún momento.

Murphy’s Law, pieza con ingenioso título sin duda, revela el mensaje de ese comentario al comienzo de la obra. Una canción que en primera instancia no parece tan interesante, pero concedidas un par de escuchas más nos revela ser una canción bonita y bastante sencilla de no ser por los 6 minutos 21 segundos de duración.

Al encaminar el final del álbum encontramos la peor parte del proyecto. Game Changer, irónicamente la favorita de la artista en el proyecto, es una insufrible pieza que recicla recursos de otras partes del álbum y que finaliza con una estrofa que simplemente de ser escuchada una y otra vez resulta transmitida por un robot de primera generación defectuoso: «The game changed / I changed the game / You’re the game changer, oh my love / You changed the game / I’m the game changer, oh my love / I changed the game / I thought I knew the way…».

Continuar con Narcissus no es la mejor opción posible, una canción que en oídos de un servidor suena a meme total de las referencias musicales que ella misma está tratando de reflejar en su álbum. Una canción desbordada por los clichés de la música disco que no ofrece ab-so-lu-ta-men-te nada más y que líricamente baila en un misterioso sinsentido (Narcissus, I the nymph / The Rosebud / Narcissus, see me turn into sand / If you fall in love). La canción es pegadiza, rítmica y divertida, pero ni mucho menos interesante.

Róisín Murphy grita Jealousy con impresionante energía al comienzo de la última canción (muy probablemente como despertador para todos aquellos que hubiéramos apagado el cerebro durante su anterior canción) pero rápidamente revela ser otra insulsa pieza llena de recursos típicos de la era disco. Nada original, nada especialmente destacado, la canción encaja perfectamente en la senda arcoiris del Mario Kart.

Si la música disco murió hace 40 años (si en google pones «muerte de la música» la primera opción que te aparece es «de la música disco») fue por algo. Rescatar su espíritu y musicalidad ha salido muy bien para muchos dentro del pop, pero la propuesta de Róisín Machine es simple para una artista del carácter de la irlandesa. Salvada por varias piezas en las que su propia personalidad consigue ganar al esquema del proyecto, el quinto álbum de Róisín Murphy genera en términos generales decepción.

Review de álbumes

Por KUBO

La redacción del Kubo Musical es llevada por Miguel Vico. Porque aspiramos a mucho más: imagina, descubre, comparte.