El folklore a la vanguardia, Rodrigo Cuevas se revela como un artista indispensable
El artista pluridisciplinar Rodrigo Cuevas nos deleita en Madrid con su espectáculo Trópico de Covadonga, una experiencia sensorial a través del folklore y de la electrónica que nos ha dejado con la boca abierta.
A lo largo de los últimos años el asturiano Rodrigo Cuevas ha ido poco a poco consolidando su carrera artística y haciéndose un hueco dentro del panorama musical con un estilo verdaderamente único y personal. En 2019 sacó, junto al productor Raül Refree, Manual de Cortejo, un álbum indispensable para todos los amantes del folklore, de la fusión y de lo excéntrico. Es a partir de esta obra tan emotiva que Rodrigo Cuevas elabora su espectáculo Trópico de Covadonga al que tuvimos el placer de asistir el pasado jueves 21 de octubre por la noche.
De entre el público emerge una voz que pide aplausos: Rodrigo Cuevas entra en acción y se sube al escenario junto a sus músicos Juanjo Díaz y Mapi Quintana. Comienza una noche íntima, cargada de misticismo y de sensualidad donde el protagonista es el folklore. A lo largo de este espectáculo de corte cabaretesco pudimos disfrutar de canciones tradicionales como Xiringüelo o Cesteiros interpretadas siempre con esa frescura que caracteriza el trabajo de Cuevas, capaz de transmitir la intensidad de la tradición actualizada con un toque queer y actual. Demostrando así que la tradición musical no es algo fijo y estable si no que es un arte moldeable y en constante evolución.
Algo que caracteriza los shows de Rodrigo Cuevas son sus largos monólogos entre cada tema. Su ingenio y su humor fueron capaces de mantener en vilo al público madrileño que bebió de sus palabras a lo largo de toda la velada. Estas intervenciones no fueron únicamente humorísticas, también fueron el espacio idóneo para aclarar ciertos detalles de algunas canciones y así transmitir al público algunos elementos de historia popular, como fue el caso con la emotivísima canción Rambalín dedicada a un artista LGBT asturiano asesinado en su casa en los años 70. El resultado de esta combinación entre discurso, música y baile fue un espectáculo completo en el que tanto los artistas como el público estaban entregados. Si aún creéis que el folklore está pasado de moda, adentraros en el mundo de Rodrigo Cuevas, os sorprenderá gratamente.
