Llamados royalty o regalía, son una fuente fundamental de ingresos para artistas
Cuando alguien crea una obra y la registra, sea literaria, visual o sonora, se crean una serie de derechos sobre ella basados en la defensa de la propiedad intelectual. Durante décadas, los royalties han sido la fuente de ingresos fundamental para los compositores musicales y, aunque ahora su valor se ha visto muy mermado, siguen siendo una fuente de ingresos muy relevante.
¿Qué es un royalty?
Un royalty es una cantidad de dinero fijado que debe recibir el propietario de un derecho intelectual cuando sus obras son utilizadas. Este derecho intelectual no tiene que estar necesariamente en manos de su creador, debido a que éste se puede ceder, por ejemplo, a una compañía discográfica para que ésta le gestione los derechos y se asegure de que no existen usos indebidos.
Dependiendo del tipo de uso, los royalty se dividen en distintos tipos:
- Royalties mecánicos
- Royalties de ejecución
- Licencias de sincronización
- Licencias de sampling
- Derechos para imprimir partituras
Royalties mecánicos
Este tipo de royalty hace referencia a la reproducción mecánica de tu canción u obra y su nombre proviene de la popularización de los pianos mecánicos que interpretaban canciones si alguien introducía una moneda, lo que más adelante se empezaría a utilizar con las Gramolas Juke Box.
Posteriormente, este tipo de royalty acogería la producción de vinilos y CDs. Los royalties en este tipo de obras han ido evolucionando a lo largo de los años en función de la situación del mercado y los acuerdos con las discográficas, quienes evidentemente trataban de sacar el máximo partido de las obras que comercializan. Por ello, cuando el formato físico era el habitual en la música, había que tener en cuenta ciertos aspectos a la hora de firmar un contrato discográfico, como la deducción por rotura (breakage deductions, se tenía en cuenta que algunos discos podían ser dañados en el proceso de transporte a las tiendas) o los bienes gratuitos (free goods, copias gratuitas que se entregaban a las tiendas para atraer mayores compras – si compras 100 en vez de 50 te regalamos 5 copias).
Hoy en día todavía hay que tener en cuenta estas comisiones que las discográficas aplican porque todavía hoy en día se tratan de aplicar en contratos cuando la mayoría de las veces no producirás copias físicas. Aun así, sin tener en cuenta estas deducciones, tus ganancias de un royalty mecánico suele rondar entre el 13% y el 16% del valor de venta del producto, dependiendo de tu demanda y tu capacidad para negociar (o la de tu manager).
Las reproducciones en las plataformas de streaming (como Spotify, Apple Music, Deezer o Tidal) también han llegado a formar parte de estos royaltys, aunque siempre se ha cuestionado que no se traten de royaltys de ejecución (que ahora comentaremos). El pago por reproducción en estas plataformas de streaming es, en general, ínfimo, pero se ha convertido para la mayoría en la única fuente real de ingresos en este sentido.
La agencia de comunicación Digital Surfers hizo recientemente un excelente artículo detallando cuánto se podía recibir por reproducción en cada una de las plataformas. Si hacemos casos a las más importantes, cada reproducción te reporta 0,0032 € en Spotify, 0,0062 € en Apple Music o 0,0002 € en Youtube (eso si el 100% de los ingresos van a parar a ti y no los recoge primero una discográfica).
Royalties de ejecución
Estos royalties los recibes cuando tu obra es reproducida de forma pública, generalmente en la radio o la televisión. Las compañías de emisión pública (radiofónicas y televisivas) generalmente realizan acuerdos con las discográficas para poder utilizar su catálogo completo y de ahí se registra cuánto dinero correspondería a tu obra. Curiosamente, funciona igual en las redes sociales, siendo éstas las que llegan a un acuerdo con las discográficas para poder utilizar su música (sirva de ejemplo el caso de Tik Tok).
Como hemos comentado anteriormente, ha habido debate sobre si las reproducciones de las plataformas de Streaming son Royalties mecánicos o de ejecución, porque en definitiva son reproducciones de tu obra de manera no mecánica. El problema está en que el valor de los royalties de ejecución es mucho mayor al de los mecánicos (pudiendo llegar al 50% para el artista), lo que haría el formato completamente insostenible a nivel económico.
Aun así, hay que tener en cuenta que muchas veces esto funciona por jurisprudencia y el caso de Eminem es muy relevante en este sentido. En 2009 demandó a su discográfica por 1,6 millones de dólares por gestionar los derechos de su música como derechos de distribución (royalties mecánicos) en vez como de ejecución. Eminem ganó la demanda, aunque evidentemente las plataformas de streaming no eran algo común todavía y este caso no se pudo emplear para crear nuevas costumbres en los contratos. Diez años después, en 2019, ha demandado a Spotify por miles de millones de dólares por la forma de repartir los ingresos que tiene la plataforma, haciendo una distribución «equitativa» según la relevancia de cada artista dentro de la plataforma, sin valorar de forma fidedigna cada una de las reproducciones de sus canciones.
Los royalties son un concepto dinámico que varía en función de las exigencias de artistas, discográficas y vendedores. Por ejemplo, la desaparición del formato físico ha puesto en serias dificultades los contratos habituales de las discográficas y están teniendo que plantear nuevos modelos de negocio y servicios, generalmente asociados a los contratos 360.
Licencias de sincronización
Esta licencia hace referencia a un uso muy específico de una canción, cuando se utiliza para una escena concreta de una serie o película. Si una película desea utilizar una canción, tendrá que ponerse de acuerdo con el creador de la pieza para su uso, pudiendo llegar, dependiendo de la importancia de ambas, a tratarse de contratos millonarios.
Como ejemplo, Quentin Tarantino se gastó gran parte del presupuesto de Reservoir Dogs en la música de la película, especialmente Little Green Bag de George Baker y Stuck In The Middle With You de Stealers Wheel.
Licencias para sampleado
El nacimiento del hip hop trajo el uso de canciones para hacer versiones distintas y nuevas obras, posteriormente la música electrónica llevaría esta idea al extremo y, por ejemplo, álbumes como Since I Left You de The Avalanches utiliza más de 900 samples de otras canciones. Evidentemente, el creador original de la pieza debía obtener una compensación por su uso y así nacieron las licencias para el sampleado. Esta licencia también se acuerda entre las dos partes y se define un precio concreto de ese uso específico.
Derechos de impresión de partituras
Por último, evidentemente la impresión gráfica de una obra también debe ser compensada, puesto que en el caso de obras muy destacadas o bandas sonoras, la comercialización de este tipo de productos puede ser muy beneficioso.
El copyright
El copyright es, en definitiva, lo que defiende que tú tengas derecho a estas compensaciones, es en definitiva la propiedad intelectual, el derecho a copia (copy – right).
Como sucede en el caso de las patentes, después de un tiempo específico estas obras se convierten en propiedades de dominio público y no es necesario compensar a nadie por su utilización. Esta ley de propiedad intelectual lleva en funcionamiento desde 1790 en Estados Unidos y con el paso de los años ha ido evolucionando. Este vídeo de Music Radar Clan cuenta curiosidades muy interesantes de la historia del Copyright.
Actualmente, una obra te pertenece durante toda tu vida más 70 años una vez hayas fallecido. Durante este periodo, puedes ceder la obra de manera temporal a discográficas para que gestionen tus obras (periodos de cinco años por ejemplo). En el caso de que la propiedad pertenezca a una corporación (en el caso de que una empresa mande a un compositor hacer una pieza bajo la propiedad corporativa), la duración del derecho será de 95 años.
Cuando buscamos música «royalty free» o de «creative commons«, estamos buscando obras en las que su autor ha decidido ceder los derechos de la obra al dominio púbico para que todo el mundo la pueda utilizar. No debemos despreciar este hecho, porque por ejemplo Alan Walker ganó muchísima presencia en sus comienzos en YouTube al poner la versión instrumental de su famosísima Faded libre de derechos, lo que provocó que todo el mundo la utilizó en sus vídeos. Algo semejante sucedió en el caso de Moby, que en una situación desesperada decidió establecer los derechos de sincronización de Play a un coste muy escaso, lo que hizo que series y cine se empezaran a inundar con Porcelain y Natural Blues, obteniendo la fama gracias a ello.
Bibliografía
Los royalties es un asunto muy complejo y extenso que difícilmente se puede tratar de manera completa en un artículo. Dominar este mundo requiere mucha experiencia dentro del mundo discográfico y legislativo, pero es muy conveniente tener unas nociones básicas del asunto si quieres adentrarte en su interior sin cometer errores graves. Nosotros recomendamos un libro de referencia que, a pesar de que tiene ya muchos años, sigue siendo un potente manual para entender cómo funciona todo el negocio de la música y más concretamente los royalties. Además, su última edición se ha actualizado incluyendo toda la información referente a los derechos del streaming. Se trata de All You Need To Know About The Music Business de Donald S. Passman, una obra que personalmente recomendamos encarecidamente.
Esperamos que os haya resultado interesante la información y no dudéis en comentarnos por redes sociales o en la caja de comentarios cualquier duda y cuestión que tengáis al respecto. Iremos ampliando la información referente a este artículo progresivamente para general una buena guía al respecto del mundo de los royalties.