El espíritu es ser un tanto incómodo, hacer despertar a través de riffs, sintes, estructuras que avanzan, melodías…
Carlos Sedeño exhibe con cada obra que hace el arte de la experimentación a través de su alias Carlsed. Desplazándose continuamente entre el cine y la música, ha publicado recientemente su primer álbum titulado Bad Tasce SCI-Fi. Además, muy recientemente el artista ha estrenado el videoclip de su canción Sylvia 87 perteneciente a este proyecto. A propósito de todo ello conversamos con el artista barcelonés sobre todas sus influencias y sus consideraciones a la hora de crear:
– Solemos comenzar nuestras entrevistas, independientemente de con quién sean, tratando de descubrir un poco a los artistas con los que hablamos, cuáles son las características y el espíritu de su proyecto, por ello: ¿Quién en es Carlsed?
– El espíritu es ser un tanto incómodo, hacer despertar a través de riffs, sintes, estructuras que avanzan, melodías… No importa el estilo musical, el espíritu es ser crítico con nosotros y con lo que nos rodea, donde ese estado de obligada felicidad, ese amansar generalizado en el que estamos sometidos, no entre nunca en nuestras vidas. Se trata de avivar el fuego, ese fuego interior, que pretenden arrebatarnos inundándonos de conceptos lejanos a nuestra naturaleza para dejarnos anestesiados eternamente. No hablo de conspiración sino de libertad, libertad de ser quienes somos.
– Investigando sobre tu trabajo, seguramente uno de los aspectos que más nos ha llamado la atención es el importante carácter interdisciplinario que ejerces, no creando únicamente música sino también cine y otro tipo de experimentaciones, ¿Cómo compaginas los distintos formatos? ¿se trata simplemente de inspiración y momentos o tratas de planificarte?
– La culpa la tiene una vieja cámara de fotos a la cual me agarré como si no hubiera un mañana. La imagen me despertó una calma que no encontraba en la música. Rápidamente empecé a jugar con la imagen en movimiento añadiendo música. Fue un proceso totalmente natural. Trabajar en ambos campos me genera una gran libertad.
Normalmente cuando escribo una escena, me gusta crear la música para acabar de escribirla o a veces volver a reescribir la escena. Ambos campos se alimentan uno del otro. Una frecuencia grave puede evocar un movimiento suave de cámara, mientras frecuencias agudas pueden crean movimietos rápidos… Así que depende del proyecto trabajo de una o de otra manera. A veces tener una imagen en la cabeza me ayuda con la música pero otras veces la música me evoca imágenes. Se trata de combinar.
– Sobre esta misma cuestión y desde una faceta más artística, ¿por qué sientes la necesidad de expresarte en distintos entornos? ¿cómo confluyen tus conocimientos y sensaciones entre un formato y otro?
– Trabajar en ambos mundos me crea adicción. Te sientes un equilibrista en constante aprendizaje. Los conceptos fluyen de un campo a otro, lo que vemos lo escuchamos y lo que escuchamos lo vemos. Trabajar en un audiovisual me hace olvidar mi faceta de músico y de fotógrafo, solo importa lo que pretendes transmitir, sea con una sola imagen o una simple nota, no importa el estilo, simplemente estás al servicio del proyecto despojándote de cualquier faceta establecida, sea rockera, jazzística, electrónica o clásica. Realmente es cuando artísticamente me siento más libre.
– Presentas Bad Taste SCI-FI, tu primer proyecto musical de ocho canciones que según la nota de prensa es “una recopilación de imágenes hechas música”, ¿hay alguna forma o idea en concreto en la que consideres que esta idea se representa en la música? ¿hay algún bagaje visual concreto del que te hayas servido para la composición de la música?
– Recuerdo cuando decidí realizar este disco, antes de grabar cualquier nota tuve claro algo que nunca me había ocurrido. Lo primero que me vino a la cabeza fue el nombre del disco. Me resonó en la cabeza como un concepto un tanto bizarro para describir en lo que se ha convertido nuestras vidas. El nombre me generó una imagen visual postapocalíptica un tanto cutre y representadas en aquellas películas de ciencia ficción de los 70s. Nos vemos como esos personajes previsibles y planos. Creo que nos encontramos en ese momento y ahora que ha aparecido este virus, parecemos estar viviendo realmente una película de ciencia ficción de muy mal gusto.
– Las referencias musicales son bastante claras, rock industrial, música electrónica, experimentación… Sin embargo, ¿existen artistas concretos que hayan influenciado decisivamente la música que has creado?
Realmente no hay ninguna referencia en especial, simplemente me ambienté en la idea de KrautRock, guitarras rock con sintes Lo-Fi. A partir de ahí sólo me dejé llevar.
– Si no me equivoco, la imagen que aparece en la portada es la planta incineradora de Sant Adrià y me siento obligado a hacer mención a ella porque es una imagen que tiene recuerdos muy especiales grabados en mi memoria asociados con la música, ¿qué evoca para ti esta imagen?
Cierto, ¡¡buena vista!! Para la portada tuve la idea de realizar un collage un tanto bizarro. Decidí realizarlo con imágenes de los años 50 pero no pude evitar colocar alguna imagen de mi entorno, así que me llegó a la mente la imagen de la incineradora de Sant Adrià. Es una imagen cercana a mi infancia y me pareció perfecta para mostrar ese carácter «industrial» que tiene el disco.
– Nos gusta finalizar las entrevistas con una pregunta de un carácter más personal, para conocer un poco más de las personas detrás del artista. ¿Con quién te sentarías a tener una conversación si tuvieras la oportunidad?
Indudablemente y sin pensar, tendría una larga conversación con Peter Gabriel. Desde muy pequeño lo escuchaba y aunque me pueden ser más cercanas otras referencias musicales, personalmente Gabriel fue un gran maestro para mí. No he escuchado algo más maravilloso que su disco Passion.
– Muchas gracias por tu tiempo. ¿Te gustaría decir algo más? No, simplemente agradeceros vuestro interés en un proyecto un tanto outsider. De verdad, gracias.