framing britney spears

El documental sobre la tutela de Britney Spears es revelador, pero poco consistente

La vida personal de los cantantes no suele ser nuestra especialidad: no mostramos apenas interés en cuestiones que deben ser privadas y completamente ajenas al mundo de la música y el espectáculo. Por el contrario, hay ocasiones en las que las vivencias personales de un artista son, para bien o para mal, fundamentales para entender su obra o conocer el contexto de su carrera. Es el caso de Britney Spears, la diva pop de los años 2000 que se vio completamente arrollada y destruida por un sistema de prensa rosa y malas decisiones. En Framing Britney Spears, un nuevo documental sobre la cantante, desentrañan todo el conflicto de la tutela de Britney, una situación en la que la artista no puede manejar sus cuentas económicas, decidir sobre sus negocios e incluso, tampoco tiene la posibilidad de moverse con libertad.

El documental apenas pone atención sobre la música, con apenas tres o cuatro minutos de canciones, lo importante para esta pieza es la imagen que Britney daba al exterior: su vestimenta, su sexualidad y cómo el fervor de un público juvenil en el momento de mayor éxito de la prensa sensacionalista le llevó a convertirse en el enemigo público número uno de los padres americanos y a estar, directamente, en el ojo del huracán. Cada movimiento de la cantante estaba controlado por la prensa y el desentendimiento con el padre de sus hijos provocó una historia sensacionalista sobre la custodia de los mismos que llevó a Britney en varias ocasiones al borde del abismo y consecuentemente, a perder los papeles más de una vez.

En este filme se narra en definitiva cómo la presión y la actuación destructiva de los medios pueden acabar con la carrera profesional de una artista. A pesar de los millones de fans que la cantante tiene, es por todos sabido que su paso por los escenarios no ha sido un camino de rosas y más recientemente ha anunciado que se niega a trabajar hasta que le retiren la tutela de su padre, que como podemos ver en el documental, estaría actuando como la parte más conflictiva.

Aunque la historia está narrada con mucho detalle, The New York Times no consiguió para el documental a ninguna de las partes más implicadas en el conflicto, siendo los individuos más cercanos que declaran, ayudantes y asistentes que acompañaron a Britney en distintos momentos de su carrera. Desde una perspectiva claramente a favor de la cantante, el trabajo documental se basa en su mayoría en los mismos sucesos sensacionalistas que la destruyeron y, aunque pone el juicio sobre ellos, no deja de ser un trabajo con la objetividad bajo juicio.

Durante el filme no encontramos ni una sola voz a favor de la tutela, siendo lo más cercano un par de abogados que tuvieron contacto con la cantante y que dan a entender que la información sobre la que se basa la justicia es difusa y desconocida para el público general. A pesar de que todo parece evidente que la historia le debe una gran disculpa a Britney Spears y la situación de la tutela es dramática, el documental en muchos sentidos puede considerarse poco consistente e, irónicamente, algo sensacionalista.

Hacia el final del mismo, una de las partes implicadas asegura que tarde o temprano la cantante aparecerá para contar la verdad de toda esta situación. Será entonces cuando podamos comprender y descifrar como es debido una de las historias más destructivas de la música pop. Mientras tanto, solo podemos mostrarnos a favor del movimiento #freebritney y desear que la cantante pueda encontrar una paz que seguro lleva mucho tiempo buscando.

Crítica de documentales sobre música

Por KUBO

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