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Reivindicamos el impresionante valor musical del musical Hamilton

Los musicales siempre han pertenecido a una categoría propia en la que distintas disciplinas artísticas convergen para crear algo único: entre el teatro y la música, a veces como parte del entorno cinematográfico, habitualmente se trata como un mundo aparte a pesar de nacer de las bases de estas disciplinas. Por ello mismo, el musical Hamilton de Lin-Manuel Miranda ha impresionado y ganado tanta relevancia en los últimos años: en cierta manera, ha reconectado lo más contemporáneo de la música con el concepto del musical.

La tendencia del musical a desplegarse con una sonoridad muy concreta le ha quitado en ocasiones la oportunidad de mostrarse mucho más cercano a la vanguardia. Como si hubiera un libro de instrucciones, cualquiera sabe identificar casi instantáneamente cuando una música está diseñada para un musical. Mientras tanto, el resto de géneros se funden cada día más y más, siendo cada vez más difícil encuadrar y acotar una obra. Sin embargo, de repente aparece Hamilton y reivindica que el musical también puede inspirarse y mezclarse con otros mundos. De esta manera, el uso de sonidos venidos del rap, el jazz o el R&B a lo largo de toda la obra dotan de frescura y originalidad al estilo, evidenciando que el éxito de un musical está, por encima de todo, en el talento y la emocionalidad de su música.

Aunque en KUBO siempre nos concentramos en el apartado musical, debemos decir que esta review está basada en la versión audiovisual estrenada en Disney + en la que la puesta en escena, por supuesto, también cuenta con un papel muy relevante. Merece la pena también mencionar que la historia está basada en la vida de Alexander Hamilton, una importante figura durante la Guerra de Independencia Estadounidense y en los primeros años de democracia del país.

Seguramente la clave del éxito musical de la obra está en aunar el concepto de los leitmotivs originado con Richard Wagner al sonido contemporáneo de las músicas afroamericanas y especialmente al rap, géneros que hasta el momento no se habían entendido demasiado bien. Lin-Manuel Miranda consigue simplificar la comprensión de la obra a través del uso de estos «titulares» sonoros que van bailando a través de las distintas canciones y que van ganando matices, luces y sombras junto con la evolución de los personajes y las obras.

Pero si hay algo que ha hecho conectar con el público de una manera única es el acercamiento del musical a la música popular, referenciando a artistas como Rubén Blades, Kendrick Lamar, Gilbert and Sullivan, Jay Z, The Fugees o Grandmaster Flash & The Furious Five. Pero estas son solo algunas de las más evidentes, la obra deja detalles del sonido de artistas como Notorious B.I.G., Beastie Boys, Beyoncé o DMX entre las decenas de las influencias sobre las que el compositor basó la creación de un musical que tampoco reniega de las bases de su género, tomando ideas también obras como Los Miserables o Jesucristo Superstar.

El éxito de esta obra, que desde su estreno en 2015 ha crecido como la espuma y que el año pasado certificó su triunfo con la difusión en Disney + (también motivado por la situación de la pandemia), está transformándola en una pieza de inevitable influencia y una obra de referencia dentro del camino a seguir del género. Un musical que, por mucho que te digan lo especial que es, nunca termina de comprenderse hasta que no se escucha y se ve en primera persona.

Por KUBO

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